Xalet de Golferichs
Como uno de los más grandes y
desconocidos ejemplos del modernismo catalán que tan marcada personalidad
otorga a la ciudad de Barcelona, la Casa Golferichs,
se sitúa, esquina con Viladomat, en el número 491 de la Gran Vía de la ciudad
Condal, eje dominante y conexión principal entre algunos de los puntos
importantes de la ciudad: la Plaza España, la Plaza Universidad, Plaza de las
Glorias… uniendo el centro de Barcelona con el resto de la ciudad.
Quizás porque se encuentra en esta
calle y no en Passeig de Gràcia, donde más fama han adquirido las casas y
edificios que allí se ubican, no ha contado con el reconocimiento y publicidad
que a aquellas se les otorga. Aún así, la Casa
Golferichs permanece inamovible desde hace más de 100 años, resistiendo al
paso del tiempo y los acontecimientos que afortunada o desafortunadamente ha
protagonizado durante este último siglo la ciudad de Barcelona.

Popularmente conocida por algunos
artistas como “el Xalet de Gran Vía”,
bien podría identificarse como un verdadero castillo de cuento de hadas a
escala reducida. Y es que los volúmenes y los elementos neomedievales, así como
las aperturas neogóticas, hacen que a primera vista la casa Golferichs se
asemeje a un misterioso castillo de tiempos ancestrales. De todas formas, así era
el encargo del señor Golferichs, deseaba construir algo único y diferente para
sorprender a la sociedad catalana de la época.
Pero la casa Golferichs tuvo
que resistir a varios acontecimientos que pusieron en peligro su supervivencia.
Durante la Guerra Civil, por ejemplo, con la resistencia del frente republicano
de Barcelona, la casa Golferichs fue
objeto de un proyecto para su transformación en una Universidad Popular, que
aunque finalmente no se llevó a cabo, no libró la edificación del cambio. Finalmente,
con la victoria nacional, fue
transformada en una escuela religiosa que amenazaba su integridad y diseño, aunque finalmente se respetaron su fachada e
interior por completo. Más tarde, en cambio, estuvo a punto de ser víctima de
un proyecto para su demolición y transformación
en bloques de pisos y un complejo comercial, idea a la que se opuso la
Asociación de Vecinos del barrio, entidad que finalmente consiguió que el
derribo no se produjera. Actualmente, la casa Golferichs acoge
un Centro Cultural y Cívico, quedando muy lejos su utilización como casa
particular.